En el Estado de Sinaloa se cultiva diversas variedades de vegetales asiáticos, que posteriormente son exportado al extranjero, miles de niños jornaleros realizan esta ardua labor bajo un calor extenuante, niños que en lugar de asistir a la escuela acuden a campos agrícolas, donde por recolectar un kilo de tomates son remunerados con $1.40, el pago de su trabajo se realiza a los padres, puesto está prohibido el trabajo infantil aparentemente.
Debido a que un niño obtiene el doble de la cosecha a comparación de un adulto, resulta más conveniente a las empresas adquirir este tipo de mano de obra.
La supervisión que se realiza a estas empresas es ineficaz, ya que se advierte al administrador del campo y de esta manera se oculta a los niños, para así evitar una multa con la que se sanciona a las empresas en las que laboran menores de edad.
Un pequeño porcentaje de hijos de jornaleros acuden a la escuela, donde la enseñanza impartida por la Conafe deja mucho que desear.
Comentario
Ante la necesidad económica y la eficacia de su mano de obra los niños ingresan al campo laboral, donde sufren una gran explotación por parte de las empresas.
Estos niños se encuentran inmersos en una cultura en la cual el trabajo infantil ayuda a la subsistencia familiar, este patrón se repite generación tras generación, donde la aspiración a otra forma de vida es inexistente.
Sus condiciones de vida son muy precarias, carecen de todos los servicios, habitan en lugares infestados de plagas, laboran expuestos a enfermedades causadas por plaguicidas, donde ponen en riesgo su salud.
En mi opinión la falta de docentes capacitados conlleva a que los niños encuentren asistir a la escuela algo más desagradable que acudir a laboral.